Ella sentía ganas de que la abrazaran, le dijeran al oído cuánto la amaban y le dieran esos besos electrizantes que la podían estremecer y dejarla inconsciente durante largas horas de placer…
3 abr 2014
El rompecabezas
Ella sentía ganas de que la abrazaran, le dijeran al oído cuánto la amaban y le dieran esos besos electrizantes que la podían estremecer y dejarla inconsciente durante largas horas de placer…
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11 ago 2013
El Monstruo
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2 ago 2013
Palabras
28 nov 2012
Ivon
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1 nov 2012
Cuéntame un Cuento
11 oct 2012
Calor
Transcurría el año...
Bueno, lo cierto es que no recuerdo el año, pero en esos días hacía mucho calor. La ropa se adhería fácilmente a la piel y las personas deambulaban sin sentido por los empedrados, haciéndose uno con el sopor de la tarde, buscando una sombra, un cariño, una excusa.
Ella se mojaba entre los pechos, empapaba su soledad, que le ardía más que el sol de la tarde. Él la veía desde una posición alta, con el peligro de quemar la retina de sus ojos tanto por el radiante espectáculo de la tarde, como del astro vengativo que parecía resistirse a su ocaso.
Lo era, una mujer bella, una contra medida para el bochorno vespertino que amenazaba con cocinar su interior.
Se acomodó la ropa holgada por la constante perdida de líquidos, hacía meses que no sudaba, y por el contrario le parecía que su piel excretaba un polvo salobre, el cual le daba el aspecto de estar siempre sucio.
No le importó, se acomodó el sombrero lo mejor que pudo y abrochó el último botón de su camisa, si no estuviera tan acostumbrado al calor, eso habría sido una locura. Aunque todas las personas que lo observaron durante el trayecto hasta la pequeña plaza en que estaba la mujer.
...
Amparo se sintió rara, por un momento un viento frío se elevó por su espina. Observó a su alrededor, pero solo vio casas en ruinas, entablados sostenidos solo por el capricho, desprovistos de clavos, madera achilada, raída, de otros tiempos e instantes.
4 oct 2012
Verde
- No estaría muy seguro que un sitio como este tenga un buen control de ambiente – le contestó
- Como quieras – contestó comadreja, con una sonrisa… de comadreja – ¿es la paga? – agregó mirando el maletín
- Si – contestó el y se lo pasó
- Supongo que sabes que pasa si no… – empezó a decir
- Lo se – dijo comadreja – supongo que sabes que pasará si no lo llevas.
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14 jul 2012
Recuérdelo Todo
- Lo recuerdo todo – dijo con una voz llena de toda la tristeza – recuerdo como fue y nunca volverá a ser, recuerdo no solo mis errores, si no los de todos los que vinieron antes, recuerdo el terrible colapso, recuerdo cuando nací en este mundo gris, recuerdo mis primeras lagrimas, recuerdo mi primer amor, recuerdo la primera vez que me partieron el corazón, pero recuerdo aun mas allá, recuerdo cuando empezó nuestra desgracia y como la olvidamos.
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11 jul 2012
Reglas
Las reglas eran claras, un juego, desnudez, sudor y un hasta luego.
Jugamos.
Desnudamos, no recuerdo cuanto y humedecería de nuevo si quisiera recordar cómo.
Sudor, nuestro, era imposible descifrar cuando dejaba de ser tuyo y empezaba a ser mío.
Una y otra vez un hasta luego, se volvieron costumbre, se te hacían necesarios, se quedaron reales, los volvías intensos.
Tu piel, tan blanca como la quieres, tan deseable como me gusta dejó de apetecerme, la volviste débil, empezó a estorbarme.
Tus besos, tan calientes como el deseo, tan indicadores de tu entrepierna, los volviste tan suaves, que ya no quise morderlos.
Tu espalda, tan dibujable a mis uñas, tan apetecible a mis dientes, la volviste tan mía que ya no quise marcarla.
6 mar 2012
Esta noche.
Hoy, esta noche, junto antes de dormir quisiera creer en dios, en ese dios que condena mis más húmedos pensamientos, en ese dios que me hace sentir culpable por desearte entre mis manos y mis piernas explotando de placer.
Hoy, esta noche, quisiera que un dios, tu dios, te sumara a mis pecados, esos en los que devoro tu cuerpo, de los que quisiera sentirme culpable, de los que tú deberías humedecer y recordarme.
Hoy, esta noche, si creyera en dios, tú cuerpo, tus gemidos y tus fluidos serían mi pecado perfecto.
2 ene 2012
Un dios.
Ella, quería entender el mundo, descubrir sus misterios, sentirse parte del universo.
Ella, en una esquina de su camino encontró un dios, dedicó su vida a él, entonaba para sí sus oraciones y sentía que todo tenía sentido, qué todo era posible y que ese dios se manifestaba con cada maravilla de la creación.
Ella descubrió su cuerpo al estremecerse bajo un roce de piel, después de una mirada llena de culpa, después de un encuentro en la oscuridad.
Ella, entendió su cuerpo cuando su corazón se agitó, cuando sus piernas se abarazaron a otro cuerpo, cuando sus gritos se ahogaron con placer, y entonces nombro como su nuevo dios al orgasmo.
27 dic 2011
El mejor cuento jamas escrito
En el vasto silencio de una larga noche, vino a mi una musa sonriente, con su vestido de versos y sus cabellos de historias, sus labios de poesía y su mirada encantadora.
Se sentó suavemente en mi cama y me susurró en la mente palabras de inspiración. Su olor me embriagó con perspicacia y su mirada me llenó de coraje para escribir.
Me senté en mi escritorio y las palabras fluyeron de mis manos, mis ojos observaban las palabras con sorpresa y admiración, pues mi mente creía contemplar los escritos de un extraño.
Yacía frente a mi el escrito más completo jamás escrito, la mejor historia jamas relatada. Una historia que hablaba de espadas y caballeros, de pasión y desenfreno, de locura y de romance. Y allí, mientras los dragones revoloteaban a mi alrededor y las princesas esperaban en sus lúgubres torres a ser rescatadas, logré encontrarme conmigo mismo en mi mente. Mientras audaces guerreros se adentraban en mazmorras en busca de riquezas y gloria eterna, me di cuenta de que la vida es corta y la idea de la eternidad ha perdido el sentido un nuestro mundo. Sentado frente a esa mesa mientras mi manos seguían sorprendiendo con aquel relato fantástico, leí también sobre tristeza infinita, sobre decepción y melancolía, de desamor y decadencia, de sueños rotos, desilusion y desesperación. Leí de sueños rotos, del amor que nunca fue y del que creyó ser y dejo de serlo. El relato me habló del vacío, la oscuridad y la soledad, y allí me hallé, acurrucado en mis temores, intentando protegerme bajo un escudo de falsa seguridad. Me vislumbre tal y como soy, vació y carente de sentido, contemplando todo con un deprimente desdén. Me di cuenta de que era presa de querer vivir como lo hacen los demás y que al mismo tiempo consideraría una penuria la simpleza del pensamiento promedio. Logre ver que el vació en mi interior necesita de alguien que me enseñe a llenarlo, pues mi cerebro se había acostumbrado a su fría existencia.
En medio de aquel gran texto vi relatada mi vida y otras miles, como si el escrito fuera un poema a la vida misma y cada letra se irguiera llena de grandeza. cada letra era una historia en si misma que relataba una cascada de emociones desde su nacimiento al salir de mi pluma hasta quedar plasmada e indeleble sobre aquel papel. Así mismo cada oración de aquel relato reflejaba emociones encontradas y me di cuenta de que sólo en mis escritos podía ser yo mismo. De que cuando la pluma se encontraba en mi mano podía ser yo sin temores.
Me detuve un momento a contemplar aquella sublime creación. No pude contar el numero de paginas ni de oraciones, podrían haber sido miles o solo dos, pues me encontraba ya demasiado cautivado por su contenido. Miré a mi musa con los ojos ahogados en lagrimas, mientras le imploraba por un final, aún sin haber comprendido del todo la magnitud del relato. Ella me sonrió y señalo mi mano. Bajo ella estaba el fin.
Caí de rodillas al leerlo.
Era un final lleno de revelaciones y epifanías, misterio y dudas, pero sobre todo lleno de reflexión.
Poseído por una locura producida por tantas sensaciones me puse en pie y me arroje sobre el lugar donde una vez estuviera mi musa, pero no había nadie. Una ventana abierta al horizonte en las alturas era la única testigo de una huida perfecta. Presa de una adicción descontrolada, intenté posar la mirada nuevamente sobre la historia, pero sobre la mesa no había nada. En medio de mi locura logre comprender que aquel relato no estaba destinado a pertenecer al mundo de los hombres, que el mundo real jamás estaría listo para comprender su magnitud y que debía dejarlo ir, pero la desesperación era demasiado grande en mi interior y me llevo a lo impensable. Me arrojé tras la musa ladrona, presa de la necesidad. Y mientras caía por aquel infinito vació, tan solo comparable al que hubiese descubierto en mi mientras leía el relato, me pregunte quien era yo y no me pude responder. Mientras caía me pregunté si yo era real, ¿y que tal si todos somos personajes en un gran cuento? ¿como estar seguro de la realidad?
Me levanté sudando en mi cama sin saber muy bien que creer. Lleno de preguntas como siempre, queriendo siempre saber el porque. Recordé el sueño y no pude evitar reír, pues reposando en las manos de una encantadora ninfa, en algún lugar de mi lúgubre, confusa y laberíntica mente, lejos del alcance de cualquier mortal, esta el mejor cuento jamás escrito.
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13 oct 2011
Súcubo
Ella, qué entregaba su cuerpo, al mejor postor de caricias, dedicaba su sudor, un par de gemidos y sus orgasmos a quienes había amado, así de diferente forma, de diferente intensidad, de diferente sabor.
Ella quería saber que sentía, quería gritar al mundo que había entregado su amor, pero sabía que los demás sólo veían sexo.
Ella se entregaba, quería tener alma, quería entregar un poco, quería que su cuerpo se expresara por ella, quería que vieran la luz de sus ojos cuando en un orgasmo sus alma se encontraba con su cuerpo, creía que no lo lograba, creía que estaba maldita, creía que era diferente a los demás, creía que ahora necesitaba de sexo para llenar su vacío, quería encontrar amantes perfectos, quería que marcaran su piel, quería sentir el dolor que le causaba no expresar el amor que había sentido.
12 oct 2011
Destino, azar y suerte...
30 sept 2011
Yo puedo arreglar eso
- Lo que pasa es que el colegio esta perfecto, ya no vas a quedarte mas a hablar conmigo, solo te veré pasar, lo que hay que arreglar es mi corazón roto – contestó ella
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27 sept 2011
El mejor día de la vida
Usted se equivocó si pensó que éste cuento se trataba de mí, cuando era él quién se jugó su libertad por verme feliz. Yo también supe leer sus ojos, esa mirada de miedo e incertidumbre mientras salíamos por la puerta trasera del hospital y junto a un gran árbol quedamos, esperando el día aparecer, esperando la muerte llegar, esperando y diciendo con felicidad: Este es el mejor día de mi vida.
Gracias, Gabriel.
23 sept 2011
El man que sabía oler
- Compadre, ¿usted no ha notado nada raro en esa vieja? – le contesté yo
- No man, un poco callada y la verdad es que en ese ruido allá adentro tampoco es que se habla mucho, ¿pero que pasó?, ¿ cuéntame, a que le huele la chucha a la vieja? – dije yo
- Ese es el problema mi llave, a esa vieja no le huele la chucha a chucha, le huele a verga.
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21 ago 2011
La mujer "del otro"
Han pasado tres noches desde que abandonamos aquel motel y no dejo de pensarla. Esta primera vez, definitivamente era diferente.
Cuando entramos a ese cuarto, entré al baño y me miré al espejo. Sentí sed y el cansacio de las noches anteriores en las que el amancer nos soprendió hablando por teléfono. Intentaba ser el quinceañero enamorado que alguna vez fuí.
Al regresar al espacio en el que ella se encontraba, me sentí decepcionado por no encontrar una lámpara que me permitiera atentar contra su cuerpo con una luminosidad apropiada. Con la luz encendida, seguramente se sentiría icómoda de revelar por primera vez su cuerpo desnudo a mí. Con la luz apagada, ninguno podría conocer con la mirada el cuerpo del otro y tal vez fuera la única vez que pudieramos hacerlo.
Luchamos por el control, primero ella sobre mí, luego estuve yo sobre ella. Aprendimos de nuestros resabios, aprendimos de nuestros cuerpos. Noté con curiosidad algunas marcas del amor y del tiempo en su piel, pero igual, nada obstaba para amarla esa noche: sentir sus suaves gemidos, besar su sudor y venirme con ella. Cuando la lucha terminó, noté su afán de irse. Solo pude rogarle que esperara un poco, que no me robara tiempo de los únicos momentos en los que puedo verla y quererla.
Me dí una rápida ducha caliente, mientras a través de los vidrios de la regadera, impregnados de vapor, la veía vestirse. La vi pintarse sus deliciosos labios de un color casi fucsia y sentí celos del labial que la acariciaba. Ahí estaba esa mujer que tan fatalmente se había apoderado de mis sentidos y pensamientos. ¿Cómo podía ser posible que justo ahora hubiera llegado alguien así a mi vida para tentarme?
Al día siguiente decidí desaparacer y jugué al importante. Ella trataba de buscarme, de arreglar otro encuentro. Ella tenía la excusa perfecta, pues uno de nuestros amigos en común había organizado una fiesta. Tristemente la naturaleza de nuestro pecado hizo que yo no deseara que estuviese allá. Nada pude hacer para impedirlo.
Cuando llegamos a la fiesta, vi su hermosísima figura blanca a lo lejos. Ella también notó mi presencia. Ambos nos acercamos a saludar y fue entonces cuando realmente consumamos nuestro crimen:
¡Hola Diana! ¡Tiempo sin verte! Te presento a mi novia, Karla. ¡Hola Carlos! ¡Yo sé! ¿Desde que celebramos el ascenso de Mario? Te presento a mi novio, Jorge
El deseo entre Diana y yo crecía. O eso me gustaba pensar. Sentía su mirada celosa sobre mí. Sentía como trataba de llamar mi atención. La verdad es que a pesar que ella me enloqueciera, también quiero a Karla y no podía dejar de mimarla y consentirla. Después de todo, fue Diana misma quién nos puso en esta situación. Fue ella quien se propuso ser invitada a esa fiesta.
Un pequeño grupo se hizo en un rincón de la terraza. Allí estabamos Karla, Jorge, Diana, Juan, su novia y yo. Todo se veía tan desprevenido, pero la forma en que cada uno se había ubicado en aquel lugar, realmente estaba abriendo la puerta para otro de nuestros actos de traición.
Sentados, Karla a mi izquierda y Diana a mi derecha, Jorge a su lado y Juan con su novia frente a nosotros, hablabamos de muchas anécdotas. Conversamos sobre las múltiples banalidades que este mundo acostumbra pero mientras tanto Diana se las arreglaba para rozar ocasionalmente mi mano con su mano y acariciar mi pantorilla con su empeine.
Yo no dejaba de besar a Karla y ella no dejaba de consentir a su Jorge. Era un juego en el que ambos demostrabamos no necesitar del otro a pesar de que a la vista de todos, pero sin que nadie lo notara, nuestra atención estaba realmente en lo que sucedía entre su enpeine y mi pantorrilla.
Pic: Feathers & Pearls by Robynlou8
Soundtrack: Mía - Armando Manzanero y Miguel Bosé
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Temas: Amor, aventura, deseo, infidelidad, Walter Hëgon
10 ago 2011
Matando el amor
2 ago 2011
Nombre
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